Historias de
Ribadavia
(En memoria del amigo de todos...)
Recientemente La Región de
Ourense entregó, junto con el periódico, este librito
que nos llena de satisfacción a todos los que de una
o otra forma tenemos algo que ver con Ribadavia.
Esta página web, dedicada a
recordar una parte de la historia de Ribadavia, no
puede ignorar que José Puga Alonso fue durante
muchos años, el que retrató, con su pluma y
con su vieja máquina de escribir, la vida de
Ribadavia; fue durante un cuarto de siglo, que se
dice pronto.
Entre los muchos escritos
magistrales que publicó, está página web
escogió uno que puede resumir su estilo, tierno e
irónico a la vez, con muchísimos datos y bien
documentado. Alguien dijo que sus escritos eran
auténticas piezas literarias y sin duda eso es lo
que son...
Donde estés amigo un abrazo muy
fuerte en nombre de la Asociación Cultural
Exaprin Ribadavia, que seguro hubiese tenido una de
tus crónicas...
Es tiempo de feria, de Ribeiro y de vino y por ello
también lo es de beberlo; es tiempo de hablar de
tabernas como lo es de hablar de procesiones en Semana
Santa y por ello, y teniendo en cuenta que este tipo de
establecimientos amenazan con igualar el número de
vecinos, hoy dedicaremos este espacio a las
expendedurías del "morapio" a cuyas dos últimas
aperturas en la semana pasada ya se avecina otra en el
barrio de la Magdalena.
La fiebre del bar llega a Ribadavia allá por 1950, con
sus altas barras y sus sofisticados taburetes, todo ello
montado de tal forma y manera que agilizase las
consumiciones.
La época era propicia para un cambio en las estructuras
tabernarias tradicionales y ella fue todavía más
propiciada por la avanzada edad de los viejos taberneros
que por imposibilidad física o muerte hubieron de cerrar
aquellos establecimientos, frescos, limpios, con aroma a
bodega ya que en realidad bodegas eran las tabernas por
aquellos años de nuestra niñez en que se situaban en
callejas a cada cual más bella y en las que se cocieron
miles de potajes políticos, artísticos y sentimentales.
Las tabernas que recordamos eran las siguientes: la de
la Sra. Antonia "La Rucalla", en la Puerta Nueva
de Abajo; la de la Sra. Felisa "La Birrana", en la
Puerta Nueva de Arriba; la de la Sra. Amparo "La Fechona",
en Salgado Moscoso; la de la Sra. Benita "La Adana", en
la Calle de Santiago; la del Sr. Luis "El Cristino", en
la Calle de los Pulpos; la de la Sra. Carmiña "La
Pascasia", en Rodríguez Moure; la de D. Manuel Medela
"El Menainá", en García Boente; la de la Sra. Carmiña
"La Chanchas", en Merelles Caula; la del Sr. Pepiño "El
Santana" y la de la Sra. Consuelo "Del bravo" en San
Juan; la de la Ramona "La Caropa", en Cervantes y la del
Señor Ramón "El Pascual", en la calle de Yáñez.
De aquellas heroicas instalaciones, a base de largas
mesas y bancos de pino diariamente blanqueados con
lejía, sólo nos queda hoy la que todavía mantiene doña
Vicenta Núñez "La Berretas", en la Travesía de Santiago,
y que atiende a una corte grey de bebedores por
dedicarse casi en exclusiva a la venta de vino para
casa.
Con este océano de inveteradas casas con el cerrojo
echado y las exigencias de los nuevos tiempos el bar se
impuso, triunfó. La tabernera había sido derrotada e
incluso despreciado su nombre porque taberna se
convirtió con la llegada del bar en sinónimo de
borracho.
Pasó el tiempo y como no hay mal que cien años dure
parece ser que en Ribadavia llegó (la moda, como los
años, no perdona) la decadencia de los bares para dar
paso a otro tipo de establecimientos que quieren
parecerse a las antiguas tabernas intentando envejecer
las maderas a base de ahumar y quemar costeros de pino.
El éxito de estas tascas es notable por el deseo del
público de vivir quizás otros tiempos mejores que ya se
fueron y es notable también la situación que se les
busca precisamente en los barios del meollo urbano donde
tanta batuta tuvieron sus felices antecesoras. Así entre
la Puerta Nueva, la Plaza de San Juan y la Plaza Mayor
hay hoy catorce o quince tabernas que rivalizan en
tipismo siendo la última en abrir sus puertas con todo
lujo de maderamen abrasado, teja vieja y candil la
taberna del "Tielas", nieto del que fue célebre
enterrador, platillero de la Banda "La Lira" y jardinero
municipal, José "Pechouchou", en los también viejos
establecimientos de la alhóndiga ribadaviense.
Y no se quedará ahí la cosa por parecernos que hay en el
ambiente local cierta fiebre tabernaria, porque además
es negocio de los que no han sufrido regresión con la
actual crisis. Si esta nube de casas dedicadas a la
venta del vino añadimos las de otros barrios y las de la
periferia poco falta ya para que se cumpla el dicho de
los vates locales de los años veinte el cual rezaba así
"Ribadavia ciudad bravía, dieciocho mil tabernas y una
sola librería, la librería quebró pero la taberna no".
LA REGION, abril 1982.
Notas final
1:
el día 26 de Junio el 2009 publicó Frutos Fernández
González, en su blog Jeanfrujo, un artículo con el título "As
crónicas de Alonso" en el que hace una semblanza
magistral de José Puga Alonso. Merece la pena leerlo en
su blog o
una copia en esta página web.
Nota final 2: el día
14 de julio de 1978 visito, el que escribe,
Ribadavia y casualmente estuve con José Puga Alonso
y otros amigos tomando unos vinos; cual sería mi
sorpresa que al día siguiente José Puga publica en
La Región en el apartado de Villas y concretamente
en Ribadavia este texto que pongo a continuación y
que le agradezco profundamente.
Donde estes amigo un fuerte
abrazo y gracias.
Gracias a José
Puga Alonso.
D.E.P.